Miren Fernández Pelluz, 1º BTO A
Las transmisiones que hicieron temblar al mundo
Durante gran parte del siglo XX, la radio fue la vía de comunicación más influyente capaz de unir a sociedades enteras y, en ocasiones, de sumirlas en el pánico absoluto. Un ejemplo célebre es la adaptación radiofónica de La guerra de los mundos de HG Wells, cuya transmisión en distintas épocas y países ha generado caos, miedo y hasta revueltas.
El 30 de octubre de 1938, el joven cineasta Orson Welles y su equipo de la CBS Radio le presentaron una adaptación dramatizada de la novela de Wells. Lo hicieron en forma de una noticia en tiempo real con interrupciones falsas y testimonios ficticios de periodistas que informaban sobre una invasión extraterrestre en Nueva Jersey.

Aunque había advertencias al inicio del programa de que se trataba de una obra de ficción, muchos oyentes no las escucharon: al cambiar de emisora y encontrarse con un supuesto reporte de naves alienígenas atacando la tierra, creyeron que era verdad. Miles de personas entraron en pánico. Algunos huyeron de sus casas y otros llamaron a las autoridades. Incluso hubo personas que se congregaron en iglesias pensando que el fin del mundo había llegado. El impacto fue tan grande que Welles tuvo que disculparse públicamente por el pánico desatado.
Once años después, en Radio Quito, Ecuador, se realizó otra adaptación similar del relato de Wells. Siguiendo el modelo de Orson Welles, el programa simulaba una invasión alienígena en el país con falsos periodistas narrando la destrucción. Sin embargo, la población no sólo cayó en el engaño sino que reaccionó con furia extrema. Al descubrir que todo era una dramatización, una multitud indignada se dirigió a la emisora y prendió fuego al edificio, causando la muerte de varias personas. Este caso muestra que la radio no sólo podía generar miedo sino que también provocaba respuestas impredecibles cuando la confianza de los medios se quebraba.
La radio, a diferencia de otros medios, crea una sensación de intimidad y urgencia. No es como leer un libro o ver una película. Las voces parecen reales, los efectos de sonido sumergen al oyente y la ausencia de imágenes deja espacio para que la imaginación haga su trabajo. En momentos de tensión social –como la década de mil novecientos treinta en Estados Unidos o el contexto político en Ecuador en 1949– una historia bien contada podría volverse una verdad irrefutable.
Es interesante comparar estas adaptaciones con la novela original de Wells. Su obra es una metáfora del imperialismo británico, una crítica a la invasión y el dominio. Pero cuando la historia pasó por la radio, dejó de ser una reflexión para convertirse en un evento casi histórico, en el que la gente no analizaba la historia, sino que la vivía. La radio tiene un poder que otros medios no pueden replicar: transformar la fantasía en algo creíble e inmediato. La guerra de los mundos demostró que en el momento correcto y con la narración adecuada, una historia puede cambiar el mundo aunque solo sea por unas horas. ¿Qué hubiera pasado si este experimento se realizará hoy en plena era de la desinformación digital?, ¿seríamos más escépticos o caeríamos nuevamente en el engaño?