“El mejor nutriente es el de los mensajes que mandas al cerebro”, con este contundente mensaje Javier y Rodrigo Angulo visitan nuestro instituto gracias a la APYMA.
Javier Angulo Fernández, profesor de Educación Física, preparador físico y nutricionista vino a nuestro instituto la tarde del martes 25 de octubre con su hijo, Rodrigo, también nutricionista. Durante dos horas los dos nos propusieron hábitos saludables para mejorar nuestro rendimiento académico. Porque a veces nos sentimos cansados, ¿verdad?, y nos sentimos así sin motivo aparente, ¿a que sí?, pues ¡esto tiene que cambiar!
“La salud es un estado dinámico de bienestar caracterizado por un potencial físico, social y mental que satisface las demandas de la vida” explicó dulcemente Rodrigo citando al doctor Bircher para convencernos de que “nuestra salud es dinámica”, que no podemos, por lo tanto, conquistarla, sino cuidarla.
Y entonces el padre, mucho mayor pero más enérgico dijo: “Estar sano es tener energías” y nos dejó unos minutos pensando la idea. “La vida más cómoda es la del estudiante, solo tiene que estudiar y sacar buenas notas, pero no siempre ocurre”, y nos avergonzamos. Así, a golpes de verdades sencillas, padre e hijo explicaron a nuestros padres los cuatro pilares saludables para un buen rendimiento académico.
Primer pilar: “la actitud que tienes para afrontar los problemas de manera positiva”, para gestionar el estrés; segundo pilar: “La nutrición y la actividad física”; tercer pilar: “el sueño reparador”; y cuarto pilar: “el estudio” para el que es imprescindible el orden y la concentración. Si no estamos concentrados, si vamos a clase pendientes del móvil, por ejemplo, no aprovechamos bien el tiempo y después en casa tenemos que sentarnos a estudiar en lugar de hacer deporte, o peor, le quitamos horas al sueño, nos levantamos tarde y no tenemos tiempo para desayunar, de modo que acabamos sintiéndonos cansados y no podemos gestionar el estrés ni mantener el orden.
La nutrición es muy importante, hiló Ángulo, y a veces la confundimos, la desnutrición no es no tener acceso a la comida, la desnutrición “es no tener los nutrientes adecuados para que tus reacciones internas sean óptimas” y ahora “la gente no come alimentos”. Y volvió Rodrigo para explicarnos qué es una alimentación saludable y desmontar la idea que tenemos de “dieta” que no siempre es saludable porque no tenemos en cuenta el auténtico estado de nuestro cuerpo, o porque equivocamos el objetivo, o porque no anteponemos lo importante: la salud. “Estudiantes que se toman tres latas de Monster o Red Bull para poder estudiar mejor a las noches” y no nos damos cuenta de que no son las bebidas las que nos permiten estudiar más horas, sino el tiempo que le roban al sueño reparador y, por lo tanto, a nuestra propia salud.
Entonces, ¿qué debemos comer?, “aquellos alimentos que aportan nutrientes”, contesta Javier Angulo, que aportan “aquello que nuestros cuerpos no pueden fabricar: trece vitaminas, otros veinticinco minerales, dos ácidos grasos y ocho aminoácidos, sustancias que tu cuerpo requiere para todas las funciones bioquímicas del organismo” y que son los alimentos que hemos comido “en la mayor parte de nuestra evolución, no en los últimos cincuenta años”. En los últimos cincuenta años de nuestra existencia evolutiva la industria alimenticia se ha preocupado más de engancharse que de nutrirnos: yogures de sabores en lugar de naturales, dulces, pan, pizzas, refrescos, menús infantiles, palomitas de colores. Frente a esto Angulo nos propuso desayunos saludables de lomo con pimientos, nada de harina con azúcar, ni de cereales de colores (“el homo sapiens sapiens nunca comió cereales de colores”), leche con cacao 100% que tiene magnesio, pan con jamón serrano y tomate natural, fruta con yogur natural, cremas de avena; almuerzos variados, kéfir, frutos secos, barritas energéticas caseras hechas con avena, semillas, crema de cacahuete…; comidas equilibradas sin abusar de la pasta ni del arroz, “alcachofas con jamón y caballa al horno con verduras, que da energía y te quita tripa”; meriendas sencillas; y “cenas normales”: pollo al curry, tortillas, aguacate rellenos de huevo y atún.
Pero el centro de todo, como destacó Rodrigo, es crear hábitos, “que es lo más inteligente a la hora de planear cambios”. El primer hábito es aumentar nuestra actividad física, que no sólo se reduce al ejercicio físico, sino que también es andar (“que de cara a quemar grasa es de las actividades en proporción que más la queman”). El segundo hábito es “asegurar tus horas de sueño”. Y el tercer hábito es “disfrutar del proceso”, porque de lo contrario una vez alcanzado el objetivo corremos el riesgo de perder los hábitos que nos habíamos impuesto; tal cual, así suele pasar.
Había pasado poco más de una hora, y Javier y Rodrigo dieron paso al turno de preguntas: ¿veganismo?, ¿horas de ejercicio?, ¿embutidos?, ¿número de comidas al día?, ¿ayuno intermitente?, ¿cuándo comer?, ¿cuajada o yogur?, ¿creatina?, ¿verduras ultracongeladas?, ¿alimentos contaminados?… ¡durante otra hora! Nuestros padres están preocupados, sin duda, por nuestra alimentación. ¿Y nosotros? Sergei y Eleana (2º ESO) acompañaron a sus padres a la charla, se alarmaron con el colorante rojo (“¡viene del petróleo!”) y con la anemia (“ha dicho que este año morirán más personas por anemia que por Covid”), se lamentaron porque no les gustan las verduras y coincidieron en que Javier y Rodrigo lo habían explicado todo muy bien y que, además, habían sido muy divertidos.
Equipo de Redacción ADN