El pasado curso el Grupo de Salud del IES Navarro Villoslada se acercó al laboratorio de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra para entrevistar al Catedrático de Microbiología Ignacio López Goñi, profesor e investigador, autor de infinidad de artículos de impacto científico, Director del Museo de Ciencias de la Universidad de Navarra e infatigable divulgador científico. ¿El motivo? Resolver las dudas que genera la vacuna contra la COVID-19.
Durante la conversación López Goñi se mostró optimista sobre el peso real de los negacionistas de la COVID-19 y los antivacunas en España, y quiso distinguir con prudencia a las personas que en algún momento tuvieron dudas razonables acerca de la fabricación, seguridad y eficacia de las vacunas contra la COVID-19. Para estas últimas la campaña de información y divulgación fue decisiva. Gracias a esta campaña “finalmente hemos visto en España colas para vacunarse.
Hablo de España, en otros países europeos y en EEUU el movimiento antivacunas sí supone un problema y se ha llegado a un tope en el número de vacunaciones”.Esta gran diferencia se debe a que “España es un país en el que siempre se ha vacunado a los niños, el sistema de salud ha funcionado muy bien en ese aspecto, la atención primaria siempre ha estado muy involucrada, somos un país en el que incluso antes de la pandemia las tasas de vacunación han sido muy altas siempre”. López Goñi se lamentó de las reticencias de algunas personas del sector sanitario (un 3%): “Las vacunas tienen una dimensión social, te vacunas no solo para protegerte tú sino para proteger a los demás. Si además trabajas con personas enfermas con el sistema inmune debilitado por la enfermedad o los tratamientos, no vacunarse es absurdo, no tiene ninguna lógica
Sobre las dudas que genera la rapidez con la que se han diseñado y fabricado las vacunas, Ignacio López Goñi explica que si bien estas vacunas se han probado en un tiempo récord (un año) “la tecnología RNA que es la tecnología en que se basan las vacunas de Moderna y de Pfizer, las más distribuidas en Europa, es una tecnología que se lleva desarrollando entre 10 y 15 años”. “Las vacunas RNA —prosigue López Goñi con entusiasmo— cogen la secuencia del virus, la secuencia que tiene la información para esa proteína. Una vez la tienes el diseño es cuestión de una semana. Esta es una de las grandes ventajas de las vacunas obtenidas con la tecnología RNA”. Una tecnología muy contrastada porque con ella “se han hecho ya prototipos de vacunas contra el cáncer y ensayos clínicos contra otras infecciones virales como el Ébola, la gripe o contra los coronavirus que nos causaron algunos problemas hace unos años: el SARS y el MERS”. Y por último, una tecnología que se ha visto beneficiada por el avance en los cultivos celulares gracias a las células HeLa (1940-1950). En definitiva, ya había un trabajo previo resuelto, un trabajo de al menos 10 años que ha permitido que el diseño de las vacunas contra el COVID-19 haya sido muy rápido, “lo costoso es fabricar los miles de millones de dosis necesarias”.
Entonces, ¿cómo se han resuelto tan rápidamente los problemas de fabricación? “Se ha invertido lo que no se ha invertido jamás en vacunación. Y se ha colaborado internacionalmente como nunca entre Estados, empresas privadas, farmacéuticas. Además, los ensayos clínicos se han llevado a cabo con un número de voluntarios muy excepcional, entre 30000 o 40000 voluntarios, de muy distintos países, lo que enriquece el ensayo. Y, finalmente, la misma evaluación, que ha sido por fases, y que ha permitido una evaluación continua de modo que conforme se obtenían resultados estos podían ser evaluados. Todo esto ha contribuido a que en una situación de extrema emergencia hayamos podido fabricar las dosis necesarias con total seguridad acerca de su eficacia”.
Esta rapidez contrasta con la lentitud en el hallazgo de vacunas para otros virus como el VIH y genera sospechas. Pero como explica López Goñi: “El virus VIH es mucho peor como virus que el Covid 19 o el SARS-CoV-2, el VIH es un virus que ataca tus propias defensas y eso es como atacar el lugar exacto al que se dirigen las vacunas, los linfocitos. Además la variabilidad del virus VIH es inmensa, es uno de los virus con mayor variabilidad, el segundo virus en esto es la gripe. Hay muchos tipos de virus VIH, de hecho en una misma persona a lo largo de la vida el virus va variando. Todo esto hace que la posibilidad de éxito con una vacuna sea muy difícil. Sin embargo, el virus del Covid 19 es muy estable, no genera infecciones crónicas y no ataca al sistema inmune. Esta es la razón por la que hemos podido diseñar y fabricar una vacuna tan rápidamente y con una eficacia tan extraordinaria del 90%”.
En cuanto a las dudas sobre sus efectos secundarios, López Goñi corre a tranquilizarnos: “La mayoría de sus efectos secundarios ocurren en las primeras semanas o meses, y hemos comprobado que se trata de efectos secundarios leves, que además, demuestran que la vacuna funciona, que la vacuna activa tus defensas, y es justamente esta sobreactuación de las defensas la que provoca esos efectos secundarios leves. Hay algunos casos de miocarditis o algún tipo de trombos, cierto. Pero al evaluar el riesgo y beneficio, el riesgo de no vacunarse es mucho menor que el beneficio que se obtiene. ¿Puedes vacunarte y tener un trombo? Sí, pero también puedes tenerlo si no te vacunas y contraes la Covid; y la probabilidad de que mueras por una trombosis es mayor por el Covid que por la vacuna”.
En el fin de la pandemia la vacunación ha sido la gran solución. Preguntado por los antivirales, López Goñi explicó que “la fabricación de antivirales que funcionen bien es mucho más difícil que la de las vacunas porque los virus son parásitos intracelulares y llegar ahí con un antiviral que bloqueé el virus sin dañar la célula es muy difícil. Ahora conocemos más la enfermedad de Covid 19 y probablemente una persona que acabe en la UCI tiene mucha más posibilidades de sanar porque ya no solo se saben aplicar antivirales sino también antiinflamatorios, anticoagulantes… otro tipo de medicamentos que hacen que el pronóstico sea mucho mejor después de haber contraído la enfermedad”.
Pero el Dr. López Goñi advierte muy seriamente de que “una de las cosas que ha puesto sobre la mesa Omicron es que esto es un asunto global. Podemos tener altas tasas de vacunación en España pero lo que pasa en África o la India (que no llega al 5%) nos influye. La pandemia es un problema global de modo que ya solo por egoísmo si queremos acortar los tiempos de la pandemia, necesitamos controlar el COVID-19 en todos los países. La distribución de la vacuna debe ser más global de lo que está siendo, tan global como lo es la pandemia”.
Alba Oroz, Salwa Chemad y Lucía Irurtia (BTO 2º A)