¿Cuántos de nosotros prestamos atención a nuestros tutores cuando al inicio de curso nos dicen “abrid la agenda por la página 10”? Seamos sinceros, pocos. Y es una lástima, porque las “Normas de convivencia y organización” comienzan con la regulación de algunos de nuestros derechos, entre ellos el derecho de reunión y de inasistencia a clase a partir de 3º ESO.
El pasado 27 de octubre lo ejercimos, y convocados por dos asociaciones de estudiantes (el Sindicato de Estudiantes e Ikasle Abertzaleak) los alumnos de 3º, 4º de la ESO y 1º y 2º de bachillerato dejamos las aulas al finalizar el recreo. El camino hasta ese momento no fue sencillo, y los caminos que tomamos cada uno de nosotros a partir de él fueron distintos.
Lograr que más de 700 personas se pongan de acuerdo en hacer algo no es sencillo y hacerlo cumpliendo con un procedimiento es aún más complicado. En estos casos choca siempre el impulso inicial con la disciplina de las formalidades, los plazos y los quorum : propuesta razonada firmada por la Junta de Delegados al menos tres días lectivos antes con el visto bueno de al menos el 75% de los delegados, votación secreta en cada grupo, mayoría absoluta (la mitad más uno), y comunicación del resultado de la votación a la dirección dos día lectivos antes. ¡Y lo logramos! (aplausos), conviene recordarlo y conservar esa sensación de haber hecho algo los 700 juntos y a la vez por propia voluntad.
Pero a partir de aquí nuestros caminos se separan. De un lado la confusión de una doble convocatoria, y de otro, lo de siempre, la falta de compromiso en el ejercicio del derecho a la inasistencia a clase, vamos que algunos de nosotros dedicamos las tres horitas a no hacer nada. Para lo primero nuestro director, Gabriel Rubio, recomienda: “Nos tenemos que informar bien y saber qué estamos apoyando. La información es esencial. Si no nos la dan, tenemos que buscarla nosotros. Hay que informarse muy bien y pedir a nuestros representantes que nos informen muy bien. A partir de esa información, cada persona toma su decisión libremente”. Y en cuanto a lo de aprovechar la convocatoria para perder clase nos recuerda que “eso es un problema porque resta credibilidad a las causas que se defienden” y que “si nos dejan expresarnos, vamos a aprovecharlo. Eso implica comprometerse. Y ese compromiso a nivel individual -tú como persona individual- con la mejora de las sociedades es esencial: no podemos pensar que nos van a solucionar los problemas otras personas (partidos políticos, instituciones…)”.
Sea como fuere algunos llegamos al Paseo Sarasate a las 12 hs. entre risas, alegres, y ahí tuvimos ocasión de hablar con representantes del sindicato Ikasle Abertzaleak quienes nos confirmaron que “las etapas que más se han movilizado han sido Bachillerato y secundaria ya que la nueva ley de educación no les afecta directamente a los universitarios” y que la convocatoria había cumplido “nuestras expectativas, ya que ha acudido más gente de la que esperábamos y estamos muy orgullosos de la movilización. En Iruña han asistido más o menos 1000 personas”. Entre los participantes, sin embargo, las ideas no estaban nada claras: en algunos había prendido la reivindicación del Sindicato de Estudiantes “en defensa de la salud mental de los estudiantes” pero en la cabecera de la manifestación figuraba una pancarta con el lema “Hezkuntzan ofentsiba kapitalista gelditu” (“Detener la ofensiva capitalista en educación”) del otro convocante, Ikasle Abertzaleak. La primera reivindicación era común a toda España y la segunda a los estudiantes de País Vasco y Navarra. Aquella, la de la salud mental, estaba clara, cada vez más los estudiantes se preocupan más por la salud mental. Sin embargo, “la ofensiva capitalista de la educación” generó dudas y no quedó del todo claro si la crítica a la nueva ley de educación (LOMLOE) reclamaba más contenidos y menos aprendizaje de competencias o habilidades, o al revés. ¿Qué ocurrió? En el último momento el Sindicato de Estudiantes cambió el lugar de la convocatoria hasta dos veces, del Paseo Sarasate a la Plaza del Castillo y de la Plaza del Castillo a Merindades. Y además, la información de Ikasle Abertzaleak se transmitió principalmente en euskera, de modo que nosotros, estudiantes de los modelos A y G, no tuvimos acceso a los motivos de sus reivindicaciones.
Valga la experiencia del 27 de octubre del 2020 para saber que somos muy capaces de tomar decisiones conjuntas y para comprender que cuando se trata de unir voces es necesario cuidar mucho los canales de comunicación y transmitir mensajes claros que nos ayuden a reflexionar sobre lo que queremos como estudiantes para expresarlo así con el debido entusiasmo.
Alba Torres Castillo (1º Bach. D) y Equipo de Redacción ADN