Son las nueve de la noche de un frío sábado de diciembre, en plenas Navidades. Guardo mi libreto y mi cuaderno de notas en el despachito y echo la llave. En el salón de actos, Ion se ha subido al andamio para cambiar unos cuantos focos. Delia le ayuda y le da conversación. Leyre y Maite revisan el patio de butacas y comprueban que todo está en orden. Samira, Ainhoa, Javi y Teo charlan sentados en el proscenio. Miriam lucha contra los pegotes de miel que han caído al suelo. Manu toca la guitarra y Pedro le observaba ensimismado. Nico le acompaña desde la batería. Dani, Aitor, Jon y Dana barren el escenario y, cuando acaban, encuentran una mejor utilidad para las escobas y se ponen a jugar a Quidditch. Se oyen risas. Yo me planto en medio del salón de actos y vocifero: “Pero ¿¡es que esta gente no tiene casa!?”. ¿Qué hace una veintena de chavales de bachillerato un sábado por la noche aún en el instituto? ¡Si llevan aquí desde las once! Y aunque se ríen y dicen que sí, que sí, que ya se van, se sientan en las butacas, me hacen un hueco y ahí que nos quedamos hablando durante casi dos horas más. Sobre la vida, las relaciones, la que lió ayer este o el otro, el veganismo, el lenguaje inclusivo, el poliamor, los ultraprocesados, la música, el cine, la literatura… poco importa el tema mientras estemos tan a gusto como estamos, incluso ahora que se nos ha ido hasta la calefacción.
Hace apenas tres meses ni nos conocíamos… ¿qué tendrá esto del teatro que desde dentro se vive con tanta intensidad y desde fuera levanta sospechas de sectarismo incipiente?
Queda menos de una semana para que el taller de teatro del instituto estrene su nuevo montaje. Este año la obra es Personajas, un texto que Ion Martinkorena y yo hemos escrito como un homenaje a los personajes femeninos de la literatura dramática universal.
Personajas empieza con una guerra de sexos llevada al límite, cuando los hombres y mujeres del planeta, movidos por discrepancias de género irresolubles, deciden fundar dos estados independientes: el estado Padre y el estado Madre. Y así, también las artes y la literatura se ven afectadas por este divorcio. La Policía de la Concordancia será la responsable de rasgar todas las obras literarias, separando a los personajes femeninos de los masculinos, y apartándolos de los escenarios para siempre. Hartas de vivir en el olvido, Bernarda Alba, Julieta, Antígona y el resto de los personajes femeninos toman las riendas de la situación y emprenden una aventura para reconstruir la literatura. Para su mala fortuna, solo podrán contar con la ayuda de un adolescente desmotivado y con aspiraciones poco prometedoras de Youtuber que jamás había oído hablar de sus obras.
En realidad, bajo su apariencia de aventura humorística y musical, Personajas no es más que una excusa para poder adentrarnos en el maravilloso mundo de la literatura dramática, desde sus orígenes hasta el siglo XXI, a través de los ojos de algunas de sus mujeres más emblemáticas. Es una oportunidad para pasar más tiempo con Julieta, con Lady Macbeth, con Rosaura o con Carmela. Y ¿quiénes son ellas? Mujeres que se enamoran, que se obsesionan, que lo arriesgan todo por su honor, que mueren por defender un ideal. En Personajas ellas cobran vida, se convierten en las protagonistas de una historia de historias y nos hacen cuestionar nuestra visión del mundo desde el humor, la ternura y la amistad.
Ion Martinkorena y yo podríamos pasarnos horas hablando sobre el montaje, sobre el taller y el equipo creativo y docente que lo hace posible, y sobre nuestros chavales; pero, como no podría ser de otra manera, preferimos mil veces que sean ellos quienes, con sus palabras, descubran su vivencia del teatro.
Samira Suleimanova lleva desde 2015 en Pamplona. Llegó al instituto sin conocer el idioma, y tan solo cuatro años después da vida a Carmela: la Carmela de Ay, Carmela; un personaje inolvidable que protagoniza una de las historias más conmovedoras sobre la Guerra Civil española. A nuestra Sami se le antoja indescriptible lo que siente “al entrar en el salón de actos de Navarro Villoslada, que en tan poco tiempo se ha convertido en un espacio acogedor y familiar”, por hacerle “descubrir el mundo de una forma totalmente distinta”. También usa la palabra “familia” para referirse a sus compañeros Jon Larumbe, que da vida al Chico. Él define su paso por el taller como una experiencia increíble que recomienda a todo el mundo porque es una oportunidad única “para aprender un montón de cosas sobre literatura y, sobre todo y más importante, para conocer a mucha gente nueva y tener una relación muy cercana”.
A Teo Guzga, una de nuestras guitarristas, lo que más le gusta de formar parte del taller es haber encontrado un entorno “en el que dejar de pensar en lo que nos preocupa y centrarnos en el arte”, y añade: “no hay un solo día que no quiera salir de casa para rodearme de los focos y la gente que forma nuestra piña”.
Y, así, gracias a estas y otras personitas, la obra va creciendo con cada ensayo, poco a poco, poniendo mucho esfuerzo en aprenderse el papel, en recordar las notas de dirección, en equilibrar el escenario, en ser teatrales, en no dejar caer el gesto, en llegar puntuales, en traer merienda para todos… Llevamos cerca de trescientas horas de ensayos a nuestras espaldas, y nos quedan unas cuantas, y estamos encantados. Cada día vemos más cerca y con más nervios ese momento catastrófico y esplendoroso que será el estreno, y estamos deseando que el público disfrute viendo Personajas tanto como nosotros hemos disfrutado creándola.