Orígenes y construcción del instituto

El Instituto Navarro Villoslada se construyó a propuesta del ayuntamiento de Pamplona para resolver la falta de plazas públicas en la enseñanza media de Pamplona. El aumento demográfico de la ciudad en los años sesenta del siglo XX, un mayor interés de las familias por dar estudios a sus hijos e hijas, a la vez que el desarrollo de la secularización de la enseñanza, obligaron a crear más plazas públicas.

En Pamplona, hasta la construcción del Instituto en Ermitagaña en 1971, sólo había un instituto femenino (Instituto Príncipe de Viana) y otro masculino (Instituto Ximénez de Rada), ambos situados en la Plaza de la Cruz. El aumento de plazas públicas en enseñanza media en Navarra había comenzado en Tudela con la construcción y apertura del Instituto Benjamín de Tudela en 1966.

El actual IES Navarro Villoslada nació en 1971 con el nombre de Instituto Nacional Femenino nº 2 de Pamplona. Hubo que esperar hasta el curso 1975-76 para que se convirtiera en centro mixto.

El 20 de mayo de 1968 se suscribió un convenio entre el Instituto Nacional de la Vivienda y el Ayuntamiento de Pamplona para la construcción de “Institutos de Enseñanza Media en el Polígono de Ermitagaña”.

El solar de 20.000 m2, que estaba en el Polígono de Ermitagaña, era propiedad del Instituto Nacional de la Vivienda. Fue adquirido por el ayuntamiento de Pamplona por el precio de 14.500.000 de pesetas con el compromiso de cederlo a la Diputación Foral De Navarra para la construcción de un edificio en el que impartir clases de enseñanza media.

Las obras, dirigidas por el arquitecto D. Cándido Ayestarán, comenzaron a finales de enero de 1970 y finalizaron en octubre de 1971. En esos momentos el Delegado Provincial de Educación en Navarra era D. Luis Rey Altuna y el Director del Instituto en construcción era D. Ángel Delgado. Ambos profesionales, con gran dedicación y entusiasmo, apostaron por la construcción del nuevo centro en Ermitagaña.

La ubicación elegida para el nuevo edificio fue el Polígono Ermitagaña, en pleno campo, un solar de hierba, tierra roja, mucho viento y arbustos de “pacharanes” según dice el Pensamiento Navarro de la época. Las últimas viviendas del barrio de San Juan llegaban hasta lo que hoy es el parque de la vaguada, cuando la vaguada era un barranco de desagüe natural por escorrentía. El solar quedaba fuera del casco urbano de Pamplona, en una zona con fábricas (Imenasa, Textiles Goñi, por ejemplo), huertas, senderos y caminos, en donde pastaban algunos ganados de ovejas, en territorios frecuentados por el chabolista Artola.

Hubo discrepancias sobre la ubicación del nuevo instituto. Frente a los que veían el inconveniente de la distancia y los desplazamientos en una ciudad con poco y caro transporte público, otros preveían que la expansión de la ciudad integraría la nueva construcción en la trama urbana. Aunque hoy sabemos que así ocurrió, en 1968 era una incógnita conocer si la ciudad se extendería tanto en esa dirección oeste. Cuando el instituto abrió sus puertas no estaba claro “el acierto o no de su emplazamiento” y la prensa local decía “se comprobará dentro de unos años con la expansión del III Ensanche y la promoción del polígono de iniciativa municipal”. Luis Rey Altuna estaba convencido de que la construcción de nuevas viviendas y la expansión de la ciudad integraría el nuevo instituto en la ciudad. El barrio de San Juan estaba en plena expansión demográfica y urbanística y su crecimiento, a través de la llanura de la meseta en la que se localiza el centro de Pamplona, hacia el oeste comenzaba a dar  forma al barrio de Ermitagaña. Está claro que el instituto podría decir a todas luces que es “de Ermitagaña de toda la vida”. Su construcción favoreció el nacimiento del barrio de Ermitagaña.

En 1971, cuando se acabó de construir, en la prensa local se hablaba de “un instituto moderno y ejemplar, era una explosión de luz y sencillez”. El instituto parecía un oasis dentro del polígono de Ermitagaña, lleco y sin cultivar. En los alrededores del instituto sólo existía el “Colegio Nacional de EGB” José Mª Huarte. Es decir, era un instituto en pleno campo y así fue durante al menos los 4 primeros cursos. Las primeras viviendas de Ermitagaña son las que se construyeron detrás y al lado del instituto, las de ladrillo caravista naranja y tejado negro, cuya construcción comenzó en la primavera de 1974. En febrero de 1976 ya estaban construidos los “bloques naranjas” y  el Colegio Público de Ermitagaña.

El edificio fue diseñado para 1000 alumnas. La superficie construida inicialmente ocupaba 6000 m2 con un edificio con dos alas y tres pisos. El edificio fue proyectado por el arquitecto D. Cándido Ayestarán. Tenía 30 aulas ordinarias y otros espacios para idiomas, seminarios, laboratorios, sala de profesores, gimnasios, sala de exposiciones, biblioteca, capilla. Los comedores tenían una capacidad para dar 250 comidas en dos turnos. Durante el primer curso de funcionamiento se acabaron de construir la capilla, el salón de actos y las cocinas. Además tiene un sótano, aprovechando la pendiente del terreno, que se podía utilizar como espacio cubierto para los recreos. También tenía un aparcamiento que inicialmente estaba proyectado para 28 vehículos en los lados y zona de bicicletas en el centro. Finalmente, a petición de la Diputación, en el verano de 1971 el aparcamiento fue ampliado.

Poco antes de acabar de construir el edificio, se creaba oficialmente el Instituto Nacional de Bachillerato, femenino nº 2 de Pamplona, por decreto 2237/1971, firmado por Francisco Franco, de 13 de agosto (publicado en el BOE de 23 de septiembre). Con ese mismo decreto se creaban otros 18 institutos más en el resto de España.

El Primer claustro se celebró el 21 de octubre de 1971, con D. Ángel Delgado como Director. Al día siguiente, el 22, comenzó el curso. El nuevo instituto abría sus puertas. En el primer curso se matricularon aproximadamente 420 alumnas del antiguo bachillerato y PREU. Debido a las numerosas plazas vacantes, ubicaron en algunas aulas libres del edificio a alumnado de EGB del Colegio Público José María Huarte que no cabía en su centro. Tal y como se publicó en la prensa local, la matriculación de las primeras alumnas del Instituto de Ermitagaña fue entre los días 7 y 9 de octubre en las oficinas de la Secretaría del Instituto Príncipe de Viana. Las alumnas podían matricularse en todos los cursos de bachillerato elemental, en 5º y 6º de bachiller superior y en el nuevo COU. En ese primer curso el claustro estaba compuesto por 17 docentes.

Al poco tiempo el nombre del instituto fue cambiado. En el claustro celebrado el 7 de marzo de 1972, es decir en el segundo trimestre del primer curso de funcionamiento del instituto, “A propuesta del Sr Director, el claustro de profesores aceptó proponer al Ministro de Educación y Ciencia el nombre de Navarro Villoslada para este centro”. En el curso siguiente, tal y como se cita en el acta del claustro de 19-10-1972 ya se usa el nuevo nombre “Instituto Navarro Villoslada” hasta hoy.

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