La recogida de donaciones para los damnificados por la dana en nuestro centro ha sido un éxito y nuestra profesora Mónica González Sáez lo agradece con una carta preciosa.
CARGA Y DESCARGA. PROHIBIDO NO EMPATIZAR
Tragedias inimaginables como la vivida en Valencia nos sacuden por dentro y nos recuerdan qué es lo verdaderamente importante y cuán frágiles somos.
Y es en la conciencia de la fragilidad donde surge la empatía.
El corazón de la gente decente no podía no estar junto a las personas que lo habían perdido todo, incluso a los suyos, y también junto a las que, en medio de la desolación, sacaban fuerzas para salvar vidas.
Y así llegó la segunda gran riada: la solidaria, la que nos llenó de orgullo y convirtió la indignación y el desapego hacia la clase política en una fuerza colosal que limpia, que sana, que alimenta y que da apoyo a los abandonados. Una fuerza poderosa que derribó el muro de la burocracia, la estrategia y la postversad para pisar el barro.
Esta humanidad, esta hermandad, esta empatía es el enorme poder que tiene la sociedad civil para demostrar que no todas las tormentas vienen solo a destruir y a sembrar la desolación por donde pasan.
Cuando amaine el dolor causado por ésta, ojalá recordemos quiénes somos y con quién podemos contar.
Desde la materia de atención educativa de 4° de ESO que lleva a cabo proyectos de aprendizaje servicio, quisimos sumarnos también a esa esperanzadora ola y crear un PUNTO DE RECOGIDA, con el fin de enviar material a las zonas más damnificadas por la DANA.
El 4 de noviembre convocamos VOLUNTARIADO PARA RECOGER, CLASIFICAR, ETIQUETAR, TRASLADAR Y ORGANIZAR LA RECOGIDA.
Dos días después, en el salón de actos del instituto no cabían ni más cajas ni más orgullo.
Mientras tanto, la ilusión iba llegando a las calles de las zonas afectadas por la DANA en las primeras furgonetas y se empapaba de realidad. Las personas que incluyeron nuestras donaciones en sus misiones solidarias continuaban su camino hasta adentrarse en el corazón de la tragedia. Imágenes de la destrucción nos impactaban en directo cuando recibíamos los videos de las entregas.
Se gestionó también, a través del proyecto Aula de rescate, una buena cantidad de material para llevar a la residencia canina CENCAVAL, que hace de punto de distribución para las protectoras de animales.
Durante el proceso, vimos muchos ojos brillantes y agradecidos entre los miembros de la comunidad educativa y los seguidores de Aula de rescate que se acercaron hasta el salón de actos con sus paquetes y el corazón encogido. No se equivocaban. Su emoción, que lidiaba internamente con el desastre, se alimentaba también de la voluntad de hermanarse para paliar lo inevitable.
Carga y descarga de ilusión, una tras otra, que pretendía gritar: «¡Vamos, Valencia! ¡No estáis solos!».
Y testimonios de nuestros voluntarios que se encontraron la misma desolación y la misma empatía por todas partes donde la gente se unía sin pensarlo a las tareas más ingratas porque les devolvían sincera gratitud por todas partes.
A pesar de las dificultades, de los controles, las restricciones y los cortes de carreteras, sabíamos que lo mejor de tod@s nosotr@s iba en esas furgonetas y tenía que llegar a su destino.
Hoy, con la misión cumplida por 5 furgonetas llenas de buenas intenciones y voluntarios/as que se dejaron la espalda y arrimaron el hombro, a veces, para que pudieran llorar en él, os transmitimos que lo que ha vivido la gente allí solo se puede ver en sus ojos cansados y profundamente agradecidos.
Y no es de extrañar, porque la respuesta de nuestra gente, de su gente, de toda la gente y, especialmente de la juventud, ha sido tan gratificante como inesperada.
GRACIAS POR TODO.
Prof.ª Mónica González Sáez