Carolin Emcke
«Nuestra tarea es estimular lo que a los odiadores se les escapa: la capacidad de ironía y duda, y una visión abierta de la sociedad.»
Discurso de odio desde la derecha, intolerancia a la pluralidad de familias, miedo a la llegada de refugiados… En un espacio público cada vez más polarizado, se impone una línea de pensamiento que solo permite dudar de las opiniones ajenas, nunca de las propias.
A este planteamiento dogmático, Carolin Emcke, una de las intelectuales europeas más interesantes de su generación, contrapone un elogio comprometido de lo diverso, de lo «impuro. La respuesta a nuestros problemas actuales no puede quedar relegada sencillamente a los políticos, ya que todos somos responsables de luchar contra las formas cotidianas de desprecio y denigración. La democracia solo es posible si tenemos el valor de enfrentarnos al odio.
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